Ser Arquera

Clari Diez, arquera de la Primera división "A" durante mucho tiempo, nos cuenta lo que significa para ella estar en esta posición tan importante.

Qué puesto complicado y difícil el del arco, no digo que el resto sea fácil, pero ser arquera tiene una magia especial, la gloria que se esconde abajo de esos tres palos, ser la voz del fondo, sacar una bocha en el último minuto, debutar en primera... 

 
Algunas juegan de 9, algunas juegan de 5, algunas son defensoras, otras son goleadoras de alma y algunas somos arqueras, un puesto sacrificado como todos. Con entrenamientos específicos, con baterías eternas, con ejercicios de 1 vs 1. El resto cambia, rota y nosotras seguimos ahí, firmes. Bocha tras bocha. Con convicción les digo que a mí me dio todo. Por eso, lo que quiero contarles es esa magia especial y única que se esconde abajo de los pads. 
 
Empecé a atajar en mi primer año de séptima, nos íbamos de gira y, por supuesto, no teníamos arquera. Varias levantamos la mano para ofrecernos a cargar con ese peso pero por acción de la divina providencia, o quizás un guiño del destino, me eligieron a mí. 
 
Me puse los pads para convertirme en lo que ese momento se parecía más al muñeco de Michellin que a una arquera de hockey, pero desde que me paré abajo de ese arco entendí todo: ahí estaba todo lo que estaba buscando, mi lugar adentro de la cancha, mi lugar preferido aún hoy, que dejé de jugar hace dos años.
 
Jugué desde los 9 años hasta los 29, atajé 17 años. El arco me enseñó a superar desafíos, a jugar en equipo, a ser líder, a pedir ayuda, a disfrutar el hockey y todo lo que trae aparejado al máximo. Solo tengo palabras de elogios para este puesto que tanto me enseñó.
 
El arco tiene una mística que me cuesta poner en palabras, tiene ese no se qué, algo que te hace olvidar que sos la última jugadora, te hace olvidar de la presión del puesto, de lo ingrato del mismo, de los goles, de los errores. Te pones el casco y automáticamente estás lista para la batalla, vos y tus 10 guerreras que te acompañan, porque algunos te hacen creer que estás sola pero adentro de una cancha de hockey con amigas, nunca, pero nunca estás sola. 
 
Ojalá se le dieran más oportunidades al arco y fuéramos muchas más, ojalá puedan sentir esa magia, porque cuando te atraviesa, no hay escapatoria, ese guiño del destino se hace realidad, vas a entrenar, te pones los pads, el casco y para adentro decís, qué lindo ser arquera, y qué lindo ser de CUBA.
 
 

 

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